Los envases de vidrio llevan acompañándonos desde hace siglos. Los botes de este material natural, limpio y reutilizable han sido, junto con la cerámica, la forma tradicional de almacenar perfumes, vinos, aceites y otros productos. En la actualidad, el vidrio sigue siendo uno de los materiales más respetuosos con los alimentos y con el medio ambiente.
Los envases de vidrio para alimentos ofrecen muchas ventajas respecto a otros tipos. También en el caso del café soluble, un producto muy sensible a los olores externos. Por eso, en Nescafé apostamos también por los envases de vidrio para los productos Classic, Vitalissimo y Gold.
Aunque las dos palabras se usan indistintamente, en realidad se refieren a productos técnicamente diferentes.
Más allá de términos científicos y yendo a lo práctico, prácticamente todos los envases, botellas, tarros, vasos y vajillas están hechos de vidrio, mientras que la mayoría de copas así como ventanas y otros elementos de construcción son de cristal.
Así pues, tenemos que hablar de envases de vidrio y no de envases de cristal.
Los primeros restos de vidrio de los que hay constancia datan de alrededor del 5.000 a.C. y se encontraron en zonas de Mesopotamia y el antiguo Egipto. Fueron los egipcios quienes desarrollaron especialmente la técnica de fabricación del vidrio para la decoración y para la conservación y almacenaje de algunos productos.
Hasta la Edad Media, el vidrio era un objeto de lujo. De hecho, se fabricó de forma artesanal hasta inicios del siglo XX cuando se crea la primera máquina para la producción en serie de objetos de vidrio.
El vidrio originalmente se obtiene fundiendo arena de sílice con sosa y piedra caliza, materias primas presentes en la naturaleza de forma natural. Estos materiales se funden a temperaturas de unos 1.500 ºC y posteriormente se les da forma con las técnicas de colado, soplado, prensado, estirado o laminado según la forma y uso del vidrio.
En la fabricación actual de vidrio también se usa vidrio reciclado para sustituir parte de las materias primas. Esta es una de las grandes ventajas de los objetos y envases de vidrio y es que se reciclan al 100% y sin límite de veces.
La característica principal de los envases de vidrio es que se adaptan en la forma y tamaño al producto para los que están destinados, sean productos líquidos o sólidos. Tanto una botella de vino como un tarrito de mermelada son envases de vidrio.
En el caso de los tarros o envases de vidrio con tapa, existen algunos diámetros de la apertura que se utilizan de forma más habitual y que se establecen por normativa. En lo que se refiere a la capacidad de los envases, puede ir desde los 25 ml a los 4 litros.
El vidrio se usa en una gran variedad de objetos tanto domésticos como industriales. En el caso concreto de los envases de vidrio en alimentación (recordamos que no existen envases de cristal para alimentos, solo de vidrio) ofrecen varias ventajas.
Esta es una ventaja para productos como el café soluble, que es especialmente sensible a olores y gases que pueden afectar a su aroma y sabor.
El vidrio es sin duda el material estrella de las tres R del reciclaje. Es reutilizable y 100% reciclable (no así el cristal), de modo que permite reducir el uso de materias primas en su fabricación. En España, según Ecoembes, se reciclan un 73% de los envases de vidrio, un porcentaje importante.
Además, las posibilidades de reutilización de los envases de vidrio son casi infinitas y no terminan en la conservación de alimentos. Por ejemplo, con los envases de vidrio para café u otros alimentos que vayas acumulando puedes crear:
En definitiva, los tarros de vidrio aportan un valor añadido a productos como el café soluble. Ayudan a mantener al máximo su sabor y aroma para disfrutar de un café de calidad desde el primer hasta el último día. Una vez terminada su función con el café, la vida del envase es muy larga, con otros usos. Adquirir café soluble en envase de vidrio es mucho más que disfrutar de un buen café.